LA PRESENCIA Y LA ACCION DE LA INMACULADA EN LA VIDA CRISTIANA
Escritos de San Maximiliano Kolbe
La distancia entre el hombre y Jesús está colmada por María. Ella es quien, en cierto sentido, rescata al hombre de su estado de inmovilidad, imprimiendo en él el movimiento necesario para la reacción: “Dios dijo: ‘Fiat’ (Gn 1,3.6) y la creación tuvo lugar. Una criatura, María, dijo: ‘Fiat mihi’ (Lc 1,38) y Dios se hizo presente en Ella. También las criaturas repiten: ‘Fiat’. Concilian su voluntad con la voluntad de la Inmaculada. Acción y reacción” (EK 1283).
Haciéndose más explicito afirma: “Toda acción procede del Padre y llega a las almas por medio de Jesús y de la Inmaculada; mientras que la reacción parte de las almas y llega al Padre por medio de la Inmaculada y de Jesús” (EK 1286).
Mediación maternal de María
Muchos unen la acción mediadora de María con su maternidad divina, mientras que San Maximiliano destaca su vínculo con el Espíritu Santo: “Esta unión –afirma- sin embargo, es tan inefable y perfecta que el Espíritu Santo actúa únicamente a través de la Inmaculada, su Esposo. Por consiguiente, Ella es la Mediadora de todas las gracias del Espíritu Santo” (EK 634).
Tras subrayar el íntimo nexo que une las diferentes verdades de la fe y recordar que “La obra de la Redención depende inmediatamente de la segunda Persona divina”, afirma basándose en pasajes de la Sagrada Escritura, que “No obstante, también la tercera Persona de la Santísima Trinidad participa en esta obra. Agrega, a continuación, que “así como Jesús, para manifestar su inmenso amor hacia nosotros, se hace Hombre-Dios, así también la tercera Persona, Dios-Amor, quiso manifestar con algún signo externo su mediación con el Padre y el Hijo. Este signo es el Corazón de la Virgen Inmaculada” (EK 1229).
Así como el Espíritu Santo forma la naturaleza humana de Jesucristo, por medio de María, de la misma manera, aún después de su muerte, el Espíritu Santo sigue obrando todo en nosotros a través de... [continua]